Según recoge la prensa (aquí, aquí y aquí) los ministros de Economía y Finanzas (Ecofin)
de la Unión Europea han alcanzado un acuerdo sobre el
marco legal que permitirá a Europa crear un supervisor bancario único.
En principio, esta unión debería constar de cuatro elementos:
1. supervisión
bancaria integrada
2. esquema/organigrama de seguro de depósitos
3. esquema/plan de
resolución para la liquidación en orden de las instituciones no viables
4. marco normativo común sobre los bancos supranacionales
Desafortunadamente, sólo se cumplirá el primero de los
elementos y con limitaciones.
Alemania ha convencido a los demás miembros de que el BCE solo supervisará los
bancos nacionalizados y los más grandes: activos por encima de los
30.000 millones o el 20% del PIB, únicamente unas 100 entidades. Los
demás bancos estarán en manos de los supervisores nacionales. Asimismo por presiones alemanas los
bancos de los länder estarán fuera del control del BCE. Bancos por otra parte con gran cantidad de productos financieros tóxicos y que se
mantendrán bajo la vigilancia del Bundesbank.
Aunque el supervisor estará abierto no solo a la zona euro, sino a todos los
países europeos que soliciten su control, ni el Reino Unido, ni Suecia (el segundo mayor centro bancario fuera de la eurozona) y ni la República Checa están interesados en sumarse al supervisor bancario único. El mayor oponente a la unión bancaria es Reino Unido, ya que teme por sus intereses en la City, el corazón financiero de Europa y el
principal motor de la economía británica.
En definitiva, los grandes bancos están menos
regulados en Europa que en Estados Unidos. Es más, la UE carece de
normativas que permiten la reorganización de
las empresas en casos de bancarrota a gran escala.
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