jueves, 12 de septiembre de 2024

1979, el año que realmente cambió el mundo

Despair (1979), Roy Lichtenstein
En la actualidad se asume que el mundo que conocemos actualmente –con sus virtudes y sus defectos- cambió a raíz de la caída del Muro de Berlín (1989), la desaparición de la URSS (1991) o con los atentados del 11S en Nueva York (2001). También se asume que a consecuencia de ello se ha incrementado la radicalización yihadista de Al Qaeda y el ISIS y por extensión, la amenaza de una posible guerra civil en el mundo musulmán. Incluso los problemas económicos que acechan a la sociedad del siglo XXI parecen herederos de estos acontecimientos. Sin embargo, los cambios se gestaron mucho antes. Concretamente en 1979.

En plena Guerra Fría, el año empezó con la invasión de Camboya por parte de Vietnam (más detalles sobre la guerra entre los jemeres rojos de Camboya vs Vietnam aquí) y a lo largo del año la inestabilidad política aumentó sobremanera en América Central (El Salvador y Nicaragua). En el plano económico, Margaret Thatcher –firme defensora y modelo de políticas económicas conservadoras- fue elegida primera ministra del Reino Unido en mayo; Deng Xiaoping aceleró las reformas económicas de tipo capitalista en China, al mismo tiempo que EEUU reconocía al gobierno de Pekín y empezaron los contactos comerciales entre Occidente y China. Incluso a nivel religioso se produjeron cambios significativos. Desde octubre de 1978, el cardenal polaco Wojtyła se convierte en Juan Pablo II (1978-2005). Aunque casi todo el mundo recuerda que llegó al Papado tras la misteriosa muerte de Juan Pablo I tan solo 33 días después de ser elegido, el atentado fallido que sufrió en 1981 o su reciente canonización; casi nadie recuerda que durante su pontificado se utilizó el Banco del Vaticano para financiar al sindicato polaco Solidaridad y a las organizaciones anticomunistas de Centroamérica. No obstante, los acontecimientos que realmente cambiaron el mundo sucedieron en dos países vecinos: Irán y Afganistán. Probablemente sin lo ocurrido en ambos países el mundo sería distinto a como es ahora.


miércoles, 11 de septiembre de 2024

Por qué algunos países de Europa del Este no quieren refugiados en sus fronteras


Uno de los hechos más sorprendentes de la actual crisis de refugiados –en su inmensa mayoría procedentes de Siria- es la negativa de algunos grupos sociales y países europeos concretos a permitir su entrada (detalles aquí). La pregunta es clara: ¿por qué la República Checa, Eslovaquia, Hungría y Rumania son tan reticentes y se niegan a recibir refugiados procedentes de Siria? Difícil respuesta. En principio, estos países tienen un PIB per cápita inferior a los países occidentales (detalles aquí) y son antiguos países del bloque soviético durante la Guerra Fría. Desde las ciudades de Europa Occidental esto se percibe como una falta de solidaridad y más aún si cabe cuando estos países han recibido generosas ayudas de la Unión Europea. Por otro lado, el ejemplo dado por Alemania (más detalles aquí y aquí) ayuda a que este país se reconcilie con la historia.

sábado, 7 de septiembre de 2024

Conflictos, Crímenes de Guerra y Desigualdad

Imagen genocidio jemeres rojos, Camboya
Según Pinker, en la actualidad la violencia ha disminuido radicalmente en todas sus manifestaciones hasta conocer los niveles más bajos de la historia. En su opinión, el hecho de que actualmente haya guerra en Siria es que el descenso de la violencia en el mundo no ha alcanzado el nivel cero. Paralelamente, también hoy en día viven en paz países como Angola, Vietnam o Nicaragua que antes fueron escenarios de cruentos conflictos bélicos (entrevista aquí). Sin embargo, las guerras, conflictos y episodios de violencia siguen existiendo. La pregunta parece obvia: ¿Por qué existen guerras? Por motivos económicos (aumento de la desigualdad), por motivos ideológicos, por conflictos étnicos... No está claro.

Para empezar, os recomiendo la siguiente entrevista a Joan Esteban quien estudia junto con Debraj Ray la relación entre los conflictos bélicos y la desigualdad económica. Ambos autores dudan que la desigualdad sea la principal causa de los conflictos e inciden en el concepto de polarización. En otras palabras, la existencia de muchos pobres y un solo rico no implica la existencia de un conflicto. Por el contrario, si en una sociedad se observan dos grupos igual de pobres o igual de ricos, aumentan las posibilidades de un conflicto. Para estos autores, la sociedad se polariza por más factores que por cuestiones económicas (igualdad de rentas). Las guerras, las huelgas, los disturbios y otras tensiones sociales constituyen elementos de polarización evidentes. Os recomiendo el artículo de The Economist, Civil wars: How to stop the fighting, sometimes.

Más interrogantes. ¿Qué es lo que lleva a las personas a cometer crímenes de guerra? ¿Constituye la radicalización de las ideologías políticas una respuesta a esto? O, por el contrario, existe algo más.