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De hecho, en el caso de China su principal problema es la desigualdad brutal que existe entre las ciudades y el campo. Las autoridades chinas estiman que la población urbana alcance los 1000 millones para el 2030 y esperan invertir cerca de 5 billones de euros para que 400 millones de personas se hagan urbanas en la próxima década (más información aquí y más datos estadísticos sobre China aquí). Conviene matizar que más de 250 millones de emigrantes procedentes del campo sin permiso de residencia en las ciudades no tienen derecho a la asistencia sanitaria pública.
Para el historiador económico Joel Mokyr (Leyden, Holanda 1946) la educación, la innovación tecnológica y la eficiencia gubernamental son determinantes para el desarrollo sostenido. En su opinión, el éxito de Occidente no se basa única y exclusivamente en las leyes del mercado, sino en el pensamiento y la cultura. Y para él, esta es una gran ventaja frente a las ponderadas economías emergentes de China, Rusia o India. “El milagro chino está sobrevalorado. Es un país pobre y con unos estándares de vida muy por debajo de los occidentales... Pekín y Shanghái no reflejan la realidad de China, así como Nueva York no representa al resto de Estados Unidos... Yo no viviría allí, al menos no como un trabajador chino. Es un modelo que funciona sobre la base de bajos salarios y una moneda devaluada y, por encima de esto, es muy corrupto. Las empresas pagan a una lista cada vez más amplia de funcionarios y altos cargos del Partido Comunista (os aconsejo el libro El Partido: los secretos de los líderes chinos de Richard McGregor). Ni el país más corrupto de Europa es comparable a China o a Rusia, una nación cuya podredumbre es más visible que la china y que lo está desangrando. (...) Y la corrupción es el peor enemigo del desarrollo”. Según Mokyr un “gobierno ineficiente paraliza la innovación tecnológica y acaba por naufragar en la corrupción”. Hay una broma muy extendida en el mundo de los economistas: “Estados Unidos es un país de ricos en manos de un Gobierno pobre y China es un país de pobres en manos de un Gobierno rico” ... “En una economía sana, el Estado trabaja para crear un mayor bienestar, pero en China trabaja para llenar los bolsillos de sus funcionarios... La corrupción en el gigante asiático no es nueva ni fue creada por el Partido Comunista, empieza a mediados del siglo XVII con la dinastía Qing. La historia del país desde hace siglos no es muy alentadora, no han forjado la tradición de servicio público que existe en Alemania, Holanda o Europa en general” (entrevista completa aquí).
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