sábado, 27 de mayo de 2017

Tenemos un problema con nuestros titulados en ciencias... son muy pocos

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Según datos del informe "La universidad española en cifras, curso 2014-15" elaborado por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) el porcentaje de matriculados en grados de ciencia fue del 6.9% en grados de ciencia y del 21% en ingeniería. Y de ese porcentaje, apenas un 20% son mujeres. Nuestros informes PISA (prensa aquí, aquí y aquí) tampoco invitan al optimismo. Eso no es todo. En los últimos cinco años la matriculación en las carreras tecnológicas en el conjunto de España ha caído un 25%, y se calcula que seguirá descendiendo a una media del 3.4% anual en los próximos años (más detalles aquí).

A estas alturas todo el mundo sabe que internet, el big data, la inteligencia artificial, la automatización y robotización de los procesos productivos es nuestro futuro inmediato (más información aquí). La Comisión Europea ha subrayado que casi 1 millón de puestos de trabajo relacionados con la revolución tecnológica en la cual estamos inmersos estarán disponibles. Nos encaminamos hacia un mercado laboral en el cual el conocimiento es la clave y los trabajos poco cualificados van a desaparecer más pronto que tarde.


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Es más, en términos de una mayor remuneración lo realmente decisivo es el tipo de estudios que uno decide realizar. Estudios recientes muestran que aquellas personas que estudiaron alguna ingeniería o algún grado relacionado con las nuevas tecnologías obtuvieron una rentabilidad del 12% en un periodo de veinte años. Aquellos que optaron por un grado en Economía / Administración de Empresas, una rentabilidad de casi el 8%. Por el contrario, aquellos que optaron por estudiar un grado más humanístico se encontraron con un rendimiento mucho más pequeño e incluso negativo. El economista norteamericano Brian Arthur señaló hace tiempo de forma acertada (aquí y aquí) que en un mundo dominado por las ideas y por la innovación tecnológica, el ganador se lo lleva todo: winner-takes-all (véase el artículo de De la Dehesa, Educación, progreso tecnológico y prosperidad).

Os dejo una reflexión final de Rebeca Minguela (aquí, aquí y aquí), una joven castellana y leonesa de Cuéllar, que ha sido incluida en la  lista de los 100 líderes jóvenes del Foro Económico Mundial: No se está pensando demasiado en el impacto de la automatización y la inteligencia artificial en el mercado laboral. ¿Qué habilidades tenemos que fomentar en los empleados? ¿Qué pasará con las mujeres si tan sólo son un 18% de los alumnos en las carreras técnicas y científicas, cuando de ahí saldrán las mejores ofertas de trabajo? (más detalles sobre esta entrevista aquí).

Tres preguntas sin respuesta:
1. Si en el futuro se apuesta por una renta básica universal, ¿esa renta será la misma en aquellos países que han apostado por el turismo que en aquellos que han apostado por la inteligencia articial, por ejemplo? Lo mismo me vale para las pensiones.
2. ¿Cómo se va a reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres, si tenemos pocas ingenieras y pocas mujeres que hagan carreras técnicas y científicas?
3. ¿Cómo se va reducir la desigualdad y la precariedad laboral si apenas el 20% de nuestros universitarios apuesta por las carreras tecnológicas? Los millennials que apuesten por estudiar en Políticas, Filosofía, Humanidades o Derecho y se olviden de másteres en Big Data, Análisis de Datos, Ingeniería Informática no es que vayan a seguir siendo mileuristas, es que a lo mejor jamás van a encontrar un empleo a no ser que sean los mejores en su disciplina.

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