Gregorio Marañón (1887-1960) comentaba que "Ser historiador no es saber la Historia pasada sino comprender la Historia presente".
En este sentido, si leéis el libro de Jared Diamond (Colapso. Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen) a lo mejor podéis extraer como principal conclusión que el mundo actual podría acabar como la cultura maya. Para este autor la población maya creció por encima de lo que podía soportar su sistema agrario. Más personas supusieron más cultivos, pero más cultivos también implicaron mayor cantidad de sequías, erosión y agotamiento de la superficie cultivable (esto se conoce en economía como trampa malthusiana y ley de los rendimientos decrecientes).
Hace un par de semanas el blog Nada es Gratis se hacía eco de un artículo de Nature titulado "Aproacching a state shift in Earth's biosphere". En este artículo (cito textualmente del blog) se nos advierte que "estamos al borde del abismo, y nos disponemos
a dar un paso al frente".
Fijaros en el siguiente gráfico:
Hacia el año 2045 con más de 9000 millones de habitantes más del 50% de los ecosistemas habrán sufrido transformaciones (tareas agrícolas de regadío, contrucciones urbanas, trasvases de ríos, etc.) y/o estarán afectados. Hacia el 2100... tal como se aprecia en la imagen estaremos cerca de una transición crítica: ¿nos estaremos acercando al abismo? Según los autores, la última transición hace unos 12000 años afectó únicamente a un 30% de la superficie terrestre. Se sucedieron a gran velocidad periodos de elevadas y bajas temperaturas que
ocasionaron la extinción de más de la mitad de los mamíferos de gran
tamaño y un rápido aumento de los humanos. Para los autores las claves de estos cambios son: el
crecimiento de la población humana (y por consiguiente un mayor consumo de recursos), la transformación y fragmentación de los
hábitats, la producción y consumo de energía y el cambio climático.
Ferguson (2012) señala que "el punto crítico es que el suicidio medioambiental es un proceso lento y prolongado. Lamentablemente, los líderes políticos de casi cualquier sociedad tienen pocos incentivos para abordar problemas que que es improbable que se manifiesten hasta dentro de cien años o más. (...) los llamamientos retóricos a salvar el planeta para las generaciones futuras resultan insuficientes para superar los conflictos en torno a la distribución económica entre países ricos y pobres que existen aquí y ahora. Todos amamos a nuestros nietos; pero resulta bastante más difícil pensar en nuestros tataranietos".
Hace un par de días el New York Times se hacía eco de la situación económica en España con la publicación de un reportaje e informe con fotos bastante polémicas. ¿Es realmente así la situación de España, estamos tan mal? ¿Qué tipo de desigualdad y distribución de la renta tenemos?
Hagamos un símil deportivo. Hace un par de décadas España estuvo cerca del G-7 (el grupo de los países más industrializados). Paralelamente otros países se pusieron las "pilas" progresivamente y empezaron a ganar posiciones. Ahora Brasil, Corea del Sur, China, India, Rusia, Sudáfrica, Indonesia y otros compiten con nosotros, además de las economías occidentales. En otras palabras, hace unos años estábamos jugando por competir en la Champions. El resto de los equipos se ha reforzado adecuadamente (inversión en capital humano y eficiencia en las instituciones) y en los últimos años hemos dejado de jugar la Europa League y vamos camino de jugar por no descender. Quien antes perdía, ahora está ganando. Obviamente hay quien sigue jugando en tercera división. Y sino que pregunten en el África subshariana. En términos deportivos, ni la directiva del equipo ni los sucesivos entrenadores son capaces de dar con la tecla. Y además los mejores jugadores empiezan a abandonar el equipo (emigración).
Si observáis el mapa, nos da una pista
sobre la expectativas de riqueza (PIB) en el 2015. En esa fecha China
producirá el 27% de toda la rqiueza mundial. Podéis ver los datos en
excel aquí y la web (worldmapper) en este otro enlace.
También es posible que en el futuro no tengamos suerte. Seguirá llegando gente del África más deprimida, porque la globalización económica se está olvidando de África. La ayuda exterior se reducirá y no está muy claro que eso contribuya a mitigar las corrientes migratorias (aquí podéis consultar las ideas contrapuestas de Easterly y Sachs sobre los pros y las contras de ayudar a un país en vías de desarrollo).
Tampoco vamos a tener suerte (modo irónico) con el deshielo del Ártico, se calcula que aproximadamente el calentamiento puede dejar el polo sin hielo en verano alrededor de 2070. Rusia, EE UU, Canadá, Noruega y Dinamarca se reparten las aguas internacionales del Océano Glaciar Ártico junto al derecho de explotación de sus recursos y los importantes derechos de paso de embarcaciones. China y Japón serán igualmente actores importantes. Las empresas navieras empiezan a considerar el Ártico como un atajo en el transporte de mercancías entre Asia y Europa (se ahorran 6000 km además de no tener que pasar por los países musulmanes, con lo que todo esto significa en términos geopolíticos y económicos). Las empresas pesqueras se posicionan para explotar los recursos pesqueros, las grandes compañías petrolíferas se posicionan sobre los grandes yacimientos de gas y petróleo, las empresas mineras estudian los depósitos minerales de los fondos del Ártico, etc.
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