lunes, 6 de octubre de 2025

Innovación tecnológica y desigualdad de ingresos: una crítica a las tesis de Aghion por Keun Lee.

Os hago copia de un artículo recientemente publicado por el economista coreano Keun Lee donde critica y/o matiza la correlación que, entre otros economistas, realiza Aghion entre innovación tecnológica y desigualdad de ingresos. Tenéis el original en Project Syndicate.

Hace más de una década, los premios Nobel Daron Acemoglu y James A. Robinson, junto con su coautor Thierry Verdier, contrastaron el capitalismo "feroz" de Estados Unidos con la versión "mimosa" de Europa Occidental. Las cualidades que hacen que el capitalismo feroz sea más propicio a la innovación, argumentaron, también conducen a mayores niveles de desigualdad, mientras que las estructuras de recompensa mimosas tienden a conducir a un menor crecimiento y un mayor bienestar. Hoy en día, la desigualdad se está disparando, sobre todo en Estados Unidos. ¿Se corre el riesgo de que las políticas destinadas a impulsar la innovación empeoren la situación?

En la literatura económica se puede encontrar abundante apoyo a la idea de que la innovación tecnológica es un motor clave de la desigualdad. Pero otra importante corriente de pensamiento atribuye el aumento de la desigualdad en gran medida a la "financiarización", término que engloba la creciente participación del sector financiero en la economía, la creciente dependencia de las empresas no financieras de las actividades financieras como fuente de ingresos y una gobernanza empresarial centrada en maximizar los dividendos para los accionistas, en lugar de invertir en el crecimiento futuro.Mi coautor Juneyoung Lee y yo intentamos recientemente arrojar luz sobre qué factor desempeña un papel más importante en el impulso de la desigualdad, por lo que agrupamos a los países según sus niveles de innovación y financiarización. Encontramos los niveles más altos de desigualdad en el grupo de baja innovación y alta financiarización, que incluye una serie de economías desarrolladas y emergentes, como Brasil, España y Turquía. La desigualdad también era relativamente alta en el grupo en el que tanto la innovación como la financiarización eran sustanciales, incluidas la mayoría de las economías capitalistas angloamericanas, así como Japón y Corea del Sur.Por el contrario, el grupo de alta innovación y baja financiarización - que incluye muchas de las economías avanzadas de Europa, como Austria, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia y Noruega - mostró los niveles más bajos de desigualdad. El grupo de baja innovación y baja financiarización -que incluye la mayoría de las economías emergentes, como India, Rusia y algunos países de Europa del Este- tiene niveles intermedios de desigualdad.En definitiva, no encontramos ninguna relación entre innovación y desigualdad de ingresos. Esta conclusión desafía las del economista francés Philippe Aghion, que sostiene que la innovación, medida por el número de patentes ponderado por la calidad, tiende a exacerbar la desigualdad, porque los beneficios generados por las ganancias de productividad asociadas se convierten en rentas de monopolio para los innovadores. Pero el enfoque de Aghion no tiene en cuenta otros efectos de la innovación, como el aumento de la inversión en capital físico, que puede mitigar los efectos distributivos negativos al crear oportunidades de empleo y aumentar los ingresos de los trabajadores que trabajan con los nuevos sistemas o equipos.Estos beneficios son especialmente sólidos cuando se trata de "innovación de productos" (la introducción de un bien nuevo o actualizado), porque el nuevo producto genera una oleada de nueva demanda, que estimula el aumento de la inversión. La "innovación de procesos" (la introducción de un nuevo método de producción) suele ahorrar mano de obra a corto plazo, pero incluso en este caso, el efecto sobre la desigualdad suele verse compensado a largo plazo por el ahorro de costes.

Utilizando la misma medida de innovación que Aghion, pero teniendo en cuenta estos factores, he llegado a la conclusión de que la innovación no afecta a la desigualdad general ni a la proporción de ingresos del 1-5% más rico. Además, las rentas de monopolio asociadas a las innovaciones tienden a ser efímeras, ya que otras empresas acaban adoptando la nueva tecnología.

Esto nos lleva de nuevo a la financiarización, que está directamente correlacionada con la desigualdad y, en concreto, con el desmantelamiento de la clase media. A medida que aumenta la relación entre la capitalización bursátil y el PIB, los ingresos se redistribuyen de la clase media a los que más ganan (los ingresos del 50% inferior no se ven necesariamente afectados). Este efecto pudo observarse en EE.UU. tras la crisis financiera mundial de 2008, cuando una relajación monetaria sin precedentes hizo subir los precios de las acciones, dando la ilusión de una recuperación robusta, aunque el empleo se retrasara y la economía real pasara apuros. Del mismo modo, en el tercer trimestre de 2023, los precios de las acciones japonesas alcanzaron máximos históricos, debido a la relajación monetaria y la recompra de acciones, a pesar de que el crecimiento había sido negativo durante los dos trimestres anteriores.Cabe señalar que la financiarización (la influencia de las actividades financieras en las empresas no financieras) no es lo mismo que el desarrollo financiero (la profundidad, accesibilidad y capacidad de las instituciones financieras). El desarrollo financiero - medido como la proporción del crédito privado, o de los pasivos líquidos, con respecto al PIB - no parece tener un efecto significativo en la proporción de ingresos que poseen las rentas más altas.El mensaje es claro. Los responsables políticos preocupados por la desigualdad no deben temer la innovación tecnológica ni el desarrollo financiero, que a largo plazo generarán crecimiento y empleo. Pero deberían considerar medidas para mitigar las consecuencias distributivas de la financiarización, como aumentar los impuestos sobre los ingresos financieros de los hogares más ricos. Si no hacen nada, continuará el declive de la clase media.

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