miércoles, 4 de septiembre de 2024

¿Por qué Napoleón perdió en Waterloo?


Prusianos atacando en Waterloo. A. Northern, c, 1863
El 18 de junio de 1815 las tropas Napoleónicas fueron derrotadas definitivamente en Waterloo, efeméride de la cual se han cumplido hace poco 200 años. Mucho se ha escrito sobre lo que sucedió en Waterloo. Personalmente os recomiendo el reciente libro de Barbero (Waterloo. La última batalla de Napoleón) y un clásico de 1976 del especialista militar John Keegan (El rostro de la batalla) (más libros aquí y aquí); la película Waterloo (1970); y si os fascinan mucho las recreaciones históricas os recomiendo iros directamente cada año a la localidad belga de Waterloo. Sin embargo, probablemente lo más interesante sea centrarse en las razones que llevaron a la derrota definitiva de los ejércitos franceses y en sus consecuencias geopolíticas y económicas.

Napoleón, 1804. JL David, Louvre
Poco antes de coronarse emperador (aunque tal vez lo más exacto sería decir autocoronarse) el 2 de diciembre de 1804, Napoleón escribió a su hermano: “Estoy destinado a cambiar la faz del mundo; al menos eso creo. Tal vez algunas ideas de fatalidad se mezclan en este pensamiento, pero no la rechazo; creo incluso en ellas y esta confianza me da los medios del éxito”. Tras Waterloo, se comprobó que no era cierta la leyenda que decía: “La Guardia muere y se rinde”. Lo que acabaría imponiéndose será la doctrina Palmerston: “El reino (Gran Bretaña, GBR) no tiene enemigos perpetuos ni amigos eternos; solo tiene intereses”.

¿Por qué perdió Francia la guerra (detalles sobre la cronología de las Guerras Napoléonicas aquí, aquí y aquí? Voy a esgrimir tres razones.


1. La superioridad económica británica. La organización bancaria, las redes financieras y la capacidad tecnológica de GBR era incontestable en el mundo entero. Aunque la Francia del siglo XVIII era una nación rica, su capacidad de endeudamiento era muy inferior a la británica. Tras el final de la Guerra de los Siete Años, quedó claro que la primera potencia mundial era Gran Bretaña. Francia y, en menor medida, España intentaron debilitar el poder británico apoyando y financiando la independencia de las colonias norteamericanas. A largo plazo, esto supuso un error fatal para la economía francesa que incapaz de hacer frente a sus deudas se vio abocada a la Revolución Francesa que dinamitó todas las instituciones francesas. En 1815 la deuda inglesa per cápita era muy superior a la francesa. Sin embargo, los tipos de interés que pagaban los británicos eran prácticamente la mitad de los que pagaban los franceses (para profundizar más detalladamente sobre este tema, se pueden consultar entre otros a Bordo y White (1991), Sargent y Velde (1995), Wright (1999) y O'Brien (2006)). En cualquier caso, Napoleón lo tenía muy claro: “To win a war, one needs money, money and more money”.

The hero of Trafalgar (Overend)
2. El bloqueo continental y la supresión del Sacro Imperio Germánico. Si algo nos ha enseñado la historia europea es que bajo ningún concepto, ningún país, ni el más poblado y/o poderoso económicamente, puede enfrentarse solo al resto de Europa. Veamos qué significa esto. Cuando Napoleón accede al trono solo cuenta con un enemigo: GBR. El objetivo de Napoléon es claro: hay que aislar y asfixiar económicamente a GBR impidiendo que pueda acceder al comercio colonial. Sin embargo, la marina francesa y española (por aquella fecha aliados) fracasaron estrepitosamente en Trafalgar (1805). A raíz de esta derrota, Napoleón va a cometer un error colosal: el bloqueo continental contra los británicos. El bloqueo supone cerrar al comercio británico todos los puertos de la Europa continental y obviamente para ello debe conquistar todos los países con acceso al mar, desde Portugal a Rusia.

Austerlitz. Gérard c. 1810, Versalles
La respuesta británica no se hace esperar y monta una coalición con Rusia, Austria, Suecia y el reino de Nápoles. Napoleón reacciona con la victoria de Austerlitz (1805) y la supresión del Sacro Imperio Germánico (única encarnación política –aunque sea simbólica- de Alemania como nación). Crea además una Confederación del Rin bajo la protección de Francia, eleva a reyes a los electores de Baviera, Wurtemberg y Baden con el único propósito de reducir la influencia austriaca. Craso error. Napoleón, probablemente de forma inconsciente, acaba de sentar las bases del nacionalismo alemán moderno. El emperador da incluso un paso más y propone devolver Hannover a los ingleses. Sin embargo, los ingleses astutamente deciden avisar a Federico Guillermo III de Prusia, quien inmediatamente declara la guerra al Emperador. Napoleón humilla a los prusianos en Jena (1806) y decide marchar sobre Berlín. Napoleón ha conseguido generar un sentimiento nacionalista entre los distintos pueblos de habla alemana: Austria, Prusia y la multitud de estados alemanes de Europa Central.

En cualquier caso, el bloqueo debía seguir adelante. En el Este de Europa aparece Rusia, así que Napoleón decide presionar a los rusos liberando Polonia. En este contexto, los austriacos y los prusianos (ambos enemigos tradicionales de los rusos) no van a apoyar a Napoleón por las razones expuestas anteriormente. En 1807 se firman los acuerdos de Tilsit. Estos tratados supusieron el nacimiento del Gran Ducado de Varsovia (a costa de territorios prusianos y austriacos), la ayuda de Francia a Rusia en su pugna con el Imperio Otomano y la incorporación de Rusia al bloqueo continental contea Inglaterra. Ante esta tesitura Inglaterra declara la guerra a Rusia con un éxito notable: los británicos ocupan Dinamarca asegurándose el control del mar Báltico. Más temprano que tarde, Rusia tendrá que reconsiderar su posición. Mientras tanto en el Oeste de Europa está Portugal, aliado histórico de GBR. No obstante, entre Francia y Portugal está España, aliada francesa en Trafalgar. Tras las esperpénticas actitudes de Carlos IV y su esposa, el futuro Fernando VII y el primer ministro Godoy, Napoléon decide desembarazarse de los Borbones hispanos (previamente lo había hecho en Nápoles y la Revolución en la propia Francia). El tiempo vino a demostrar que Napoleón se equivocó al invadir España, dado que su ejército se quedó con demasiada frecuencia sin capacidad de maniobra ante los continuos hostigamientos de la guerrilla española.

En definitiva, hacia 1809 las cosas no parecen claras. Frente a las coaliciones organizadas y financiadas por los británicos, el Imperio Francés se apoya en una serie de estados y/o países satélites: la Confederación del Rin, Saboya, la República Italiana, Nápoles, España y el Gran Ducado de Varsovia. Siguiente movimiento, Austria financiada por Inglaterra ataca Francia. La consecuencia es que los austriacos pierden Galitzia en favor del Gran Ducado de Varsovia. Por si fuera poco, decide poner un granito más al sentimiento nacionalista alemán. Napoleón quiere un heredero, así que una vez divorciado de Josefina decide casarse con alguna heredera de los Habsburgo. La elegida será María Luisa de Habsburgo y Lorena, hija del emperador austriaco Francisco I. El heredero, el malogrado Napoleón II, será nombrado rey de Roma, al igual que el heredero del Sacro Imperio Romano Germánico. ¿Por qué este desaire y, hasta cierto punto, esta humillación hacia los alemanes? No hay respuesta.

Retirada de Napoleón desde Moscú. A. Northern
3. La campaña militar en Rusia (imprescindible el clásico de Tolstoi, Guerra y Paz). Tras anexionarse Bremen y Hamburgo, Napoleón se lanza sobre Rusia (entre otras razones, porque los rusos no estaban demasiado entusiasmados con el bloqueo continental). De forma audaz (y tal vez aprendiendo de lo que estaba sucediendo en España), el zar Alejandro I cambia las reglas de juego en la guerra: a veces es preferible retroceder y no avanzar, desaparecer antes que combatir, abandonar Moscú en vez de defenderlo, incendiar la ciudad en vez de conservarla y aceptar solo una vez en 1812, en Borodino (más detalles aquí y aquí), un combate clásico. Victoria pírrica para Napoleón que se enfrenta a dos opciones, ambas pésimas: (i) dirigirse hacia San Petersburgo asumiendo el agotamiento cada vez mayor de su ejército o (ii), regresar a Francia desde Moscú. Vencido por la alianza del zar y del General Invierno, Napoléon decide volver a Francia. El Emperador ha sido derrotado y ha perdido gran parte de su ejército.

A partir de Borodino los acontecimientos se precipitan. Prusia se une a Inglaterra y Rusia. La guerrilla y las tropas anglo-españolas expulsan a José I Bonaparte de Madrid. Murat traiciona a Napoleón para salvaguardar su corona en Nápoles. Los principes alemanes se distancian del emperador y prestan juramento de fidelidad a Viena. En 1813 se produce la batalla de Leipzig (1813) que enfrenta a Francia contra Rusia, Prusia, Austria y Suecia (al frente, Carlos XIV Juan también conocido como Jean-Baptiste Bernadotte, antaño general de Napoléon), entre otros. La derrota de Napoleón es muy clara ¿Dónde estaba GBR? Los británicos eran el cerebro y el banquero de la coalición antifrancesa y su objetivo era también muy evidente: obligar a Francia a que volviera a las fronteras de 1792 o 1789, en el mejor de los casos.

Meeting of Blücher & Wellington after Waterloo
El destierro en 1814 en la Isla de Elba (cercana a la Toscana) y el posterior Gobierno de los Cien Días parecen sacados de una novela de Stendhal con un final dramático en Waterloo. En cualquier caso, aunque Napoleón hubiera ganado en Waterloo habría dado igual. Aunque no hubiera llovido el día anterior y esto hubiera facilitado la precisión de la artillería francesa, aunque Grouchy hubiera llegado y frenado a los prusianos, aunque el general prusiano Blücher no hubiera llegado para ayudar a las tropas británicas de Wellington, más tarde o temprano el Emperador habría perdido la siguiente batalla. Napoleón podía haber ganado perfectamente Waterloo o cualquier otra batalla, pero la guerra hace tiempo que estaba perdida. De hecho, Francia empezó a perder claramente la hegemonía europea en la Guerra de los Siete Años (1754-63). Tras la derrota en Trafalgar, con Napoleón al frente, era evidente que ganar una guerra iba a ser una tarea harto difícil. El bloqueo continental constituyó un error tremendo dada la gran superioridad económica británica. Además controlar Europa desde Lisboa a Moscú suponía un esfuerzo extra -militar y económico- prácticamente imposible, incluso para los propios británicos.

¿Cuáles fueron las consecuencias de la derrota napoleónica en Waterloo?

Tras la Francia revolucionaria y la Francia Imperial, vino el Congreso de Viena, la Santa Alianza y el Concierto de las Naciones (más detalles aquí y aquí). En otras palabras, 40 años de paz hasta la Guerra de Crimea en 1853.

Metternich c. 1815. Th. Lawrence
El gran artífice de la nueva política europea fue el canciller Metternich coadyuvado por el zar Alejandro I, el prusiano Hardenberg, el inglés Lord Castlereagh y el francés Talleyrand. Sus principales objetivos iban encaminados a mantener el estatus quo y el restablecimiento de los Borbones en Francia con las fronteras previas a la Revolución. En principio, se firmó una cuádruple alianza entre GBR, Austria, Prusia y Rusia para persuadir a Francia de posibles aventuras militares. Igualmente se firmó la Santa Alianza entre Prusia, Austria y Rusia, a la cual no se unió un estado parlamentario como el británico. Esta Santa Alianza se concibió para mantener un relativo equilibrio político entre los países europeos. Los tres países debían actuar conjuntamente para asegurar el orden establecido. Con este común acuerdo Metternich, consiguió un doble objetivo: (i) que Prusia no protestase sobremanera por la influencia austriaca y (ii), que Rusia se aprovechase en exceso de la descomposición del Imperio Otomano para debilitar a Austria. En el fondo era una alianza imposible ya que Austria y Prusia competían por el mismo espacio, Austria y Rusia competían por los Balcanes en manos del Imperio Otomano, y Prusia y Rusia rivalizaban en la Europa del Este.

Original aquí
En suma, Austria aumentó su influencia en Italia, Prusia en Alemania y Rusia en Polonia. Por su parte, GBR se quedó con el cabo de Buena Esperanza y al mismo tiempo asumió gustosamente el papel de árbitro y/o juez en el escenario europeo. Con una lucidez tremenda, Metternich escribió en 1841: “¿Qué quiere Lord Palmerston? Quiere lograr que Francia sienta la potencia de Inglaterra probándole que el asunto egipcio no tendrá más salida que la que él desea, y sin que Francia tenga nada que decir. Quiere probar a las dos potencias alemanas que no las necesita, que a Inglaterra le basta la ayuda de Rusia. Quiere vigilar Rusia y mantenerla en su estela porque temerá permanentemente ver cómo Inglaterra se acerca de nuevo a Francia”. El leitmotiv de la geopolítica británica era incuestionable: bajo ningún concepto se debía producir al mismo tiempo una alianza entre Francia, Alemania (en su defecto Austria, Prusia o los distintos estados alemanes) y Rusia.

Original aquí
La “cuestión alemana” (la constitución estatal de la nación alemana) no quedó demasiado clara. La Confederación del Rin, fundada por Napoleón, fue disuelta y sustituida por la Confederación Germánica, a la que pertenecían 35 principados y cuatro ciudades Estado. También Austria y Prusia ingresaron a la unión, pese a que amplias regiones de ambos países se encontraban fuera del territorio de la Confederación Germánica. Las grandes potencias europeas querían que los estados alemanes se mantuvieran independientes, pero al mismo tiempo, los querían vincular a través de una unión federal y con la participación de Austria y Prusia. Es decir, en la creación de la Confederación Germánica no participaron en las negociaciones los representantes de los distintos estados alemanes, ya que estuvieron supeditados a los intereses geopolíticos de Austria y Prusia. La rivalidad entre Austria y Prusia por liderar una hipotética nación alemana estaba servida. De hecho, Prusia ante la imposibilidad de cambiar sus fronteras irá incrementando su poder económico en la Confederación Germánica (Alemania) gracias al Zollverein o la Unión Aduanera.

Para finalizar un último detalle. Uno de los países que ayudó a derrotar a los ejércitos napoleónicos quedó prácticamente excluido de las negociaciones en Viena. Ese país era España. ¿Por qué? Probablemente habría que preguntar a Londres (proceso de independencia de las colonias españolas desde 1808) y a París, al mismo tiempo que resultaba difícil confiar en un rey (Fernando VII) que traicionó a su padre, que se alió con Napoleón, que se puso del lado británico cuando la estrella de Napoleón empezó a declinar y que abolió la Constitución de 1812 que le puso en el trono (véase sobre La invención de la Guerra de la Independencia y Las deformaciones de la memoria, ambos de Álvarez Junco). Es más, Francia una vez pagada la correspondiente indemnización de guerra y de regreso al tablero europeo decidió intervenir en España en 1823 a instancia de Chateaubriand (ministro de Asuntos Exteriores) para mantener a Fernando VII. El Duque de Angulema, primo de Fernando VII, ayudado por la vieja guardia napoleónica, se paseó militarmente. Las tropas francesas permanecieron en España hasta 1828. Gran favor el que nos hicieron los franceses (entiéndase la ironía).

Definitivamente la Guerra de Crimea en 1853 puso fin a la norma según la cual las grandes potencias europeas nunca más lucharían entre sí. Napoleón III fue proclamado por el sultán protector de los cristianos del Imperio Otomano, ante la indignación del zar Nicolás I, quien se consideraba, al igual que sus predecesores, protector de los eslavos de los Balcanes. Otra forma de verlo, es que Francia y GBR iban a aunar esfuerzos en Asia frente a Rusia y la puerta de entrada hacia el continente asiático estaba en Estambul. Qué razón tenía Metternich cuando se preguntaba por las intenciones de Lord Palmerstone.

Para saber más: