martes, 17 de julio de 2018

La Guerra Civil Española I: claves para entender un conflicto


Niños con juguetes de madera en plena Guerra Civil, rtve
Hace unas semanas mis estudiantes me preguntaron qué libros recomendaría sobre la Guerra Civil Española (a partir de ahora, GCE) sin caer –según sus propias palabras- en los tópicos de siempre, que cuenten lo que ocurrió realmente y que intenten ser objetivos y con el menor sustrato ideológico posible (un resumen excelente sobre la GCE en el último libro de Kershaw, Descenso a los infiernos; menos de veinte  páginas en el capítulo titulado "La caldera española", pp. 407-22). En fin, todo un desafío (y casi una misión imposible) porque en función de mis recomendaciones seguro que se deriva algún tipo de posicionamiento político que puede gustar más o menos. Finalmente, he decidido recoger el guante y publicar dos entradas. En esta primera, presentaré sucintamente las claves para entender la GCE; en la segunda entrada, recomendaré algunos de los libros y autores básicos sobre la GCE que son imprescindibles para comprender esta primera entrada.

Antes de recomendar cualquier texto conviene tener en cuenta dos premisas fundamentales a nivel internacional y otras dos en clave interna. En el plano internacional, conviene subrayar que la GCE enfrentó a dos corrientes ideológicas totalitarias opuestas entre sí -el fascismo (que englobaría al nazismo y a otras dictaduras inspiradas en ambas ideologías) y el comunismo (cuyo máximo exponente era la Unión Soviética)- pero que compartían un objetivo común: su deseo de eliminar a los regímenes democráticos parlamentarios. En segundo lugar, la dictadura franquista resultante de la GCE va a estar muy condicionada por lo que sucedió durante la II Guerra Mundial y por el enfrentamiento entre EEUU y la URSS durante la Guerra Fría (Wilson Center aquí; documentos desclasificados aquí; museo aquí). En cierto modo, la GCE constituye un preludio de la II GM; pero además, el exilio republicano y la oposición franquista supusieron un episodio ideológico muy importante en la lucha que libraron norteamericanos y soviéticos durante la Guerra Fría.

A nivel interno se deben subrayar las diferencias ideológicas dentro del bando republicano y el papel de la CEDA (Confederación Española de las Derechas Autonómicas) durante el periodo 1931-36.

De izq. a der., Largo Caballero, Unamuno y Prieto, 01.05.1931 (original aquí)
Dentro del bando republicano sobresalía el movimiento anarquista, el cual no participaba en las instituciones republicanas. Su sindicato la CNT (Confederación Nacional de Trabajadores) aglutinó a casi un millón y medio de afiliados, siendo mayoritario en Andalucía, Aragón y Cataluña. Los grandes rivales ideológicos del anarquismo eran los comunistas estalinistas: el partido comunista español (PCE, archivo histórico aquí), relativamente minoritario en el periodo 1931-36. En principio, el partido político con más representación era el PSOE (archivo histórico aquí). Dentro de éste último se distinguían tres sectores “que no se llevaban” cuyos máximos exponentes (corrientes ideológicas ordenadas de menor a mayor grado de izquierda) eran: Julián Besteiro, Indalecio Prieto (aquí con muchos matices podría situarse el socialista moderado Juan Negrín) y Francisco Largo Caballero, apodado el Lenin español. En la práctica, el PSOE se escindió entre el grupo revolucionario de Largo Caballero y el más reformista encabezado por Prieto (en ocasiones era más revolucionario que reformista, enlace aquí). Según escribe Álvarez Junco (prólogo del libro de Diego Hidalgo, pp. 11-12), "tras dos años de grandes cambios legislativos y simbólicos, dirigidos por una coalición de republicanos de izquierdas con los socialistas, el electorado había optado por un giro hacia la derecha. Y desde noviembre del 33 gobernaba el Partido Radical de Alejandro Lerroux (aquí y aquí), representante del republicanismo con conservador y apoyado, además por la católica CEDA de Gil Robles. Su pretensión era centrar el régimen, hacer que la República arraigara entre las clases medias. Lerroux era un político que cumplía entonces los setenta años y se hallaba en las antípodas del populismo obrerista y anticlerical de su juventud. Formado, como estaba, en la Restauración, imaginaba para la República un turno pacífico, como el canovista, entre un republicanismo jacobino, acaudillado por Azaña y aliado quizás con el obrerismo más moderado, y un republicanismo conservador, dirigido por él mismo y aliado si era preciso con el conservadurismo católico accidentalista. El segundo bienio era para él el comienzo de ese turno. Pero los socialistas, o al menos un sector decisivo de los mismos, seducidos por el ideal revolucionario y en connivencia con un republicanismo también muy radicalizado, consideraron a Lerroux un traidor a la causa de la República y le negaron el pan y la sal. Ni el derecho a gobernar le reconocieron, cualesquiera que fueran los resultados electorales. Los gobiernos de 1934-35 se vieron, así condenados como pura reacción antirrepublicana, e incluso filofascista, y el periodo quedó marcado con el baldón de Bienio Negro". En marzo de 1936 los jóvenes socialistas y comunistas se fusionaron para formar las Juventudes Socialistas Unificadas, al tiempo que el PCE se infiltraba paulatinamente en la dirección de la UGT. En cualquier caso, entre 1931 y 1939 y durante el exilio las relaciones entre republicanos de centro y centro-izquierda, socialistas, anarquistas y comunistas nunca fueron fáciles.

Lerroux junto a Gil Robles, enero 1935 (original aquí)
Por lo que respecta al bloque conservador, el partido político más importante fue la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) con José María Gil Robles al frente. La pregunta que subyace es hasta qué punto dicho partido estaba dispuesto a participar en las instituciones republicanas. Gil Robles y su grupo apoyaron en 1931 el voto de la mujer junto a Clara Campoamor y gran parte de los socialistas [no todos los socialistas estaban a favor de conceder el voto a la mujer, Indalecio Prieto o Margarita Nelken (quien tendrá un papel no demasiado claro en Paracuellos) se opusieron y no asistieron a la votación final] ¿Por qué? Porque pensaban que esto les reportaría más votos en elecciones futuras. Según Vicens Vives los partidarios de Gil Robles no eran contrarios "al funcionamiento de un régimen democrático, pero la opinión republicana los consideró, erróneamente, como reaccionarios clericales, dictatoriales y pre-fascistas" (cita aquí).

Cartel Puerta del Sol (Madrid), febrero 1936. Original aquí
Sin embargo, para numerosos especialistas en la historia de la II República y la GCE, Gil Robles era la versión española del canciller Dollfuss, el político católico que finiquitó las instituciones democráticas en Austria. El discurso de la CEDA abogaba por una España tradicional: católica, de orden y monárquica. En sus memorias (No fue posible la paz; biografía aquí), Gil Robles niega categóricamente que estuviera al tanto del golpe de estado franquista contra la República. De hecho, con el inicio de la GCE se exilió en Portugal. Más claroscuros e interrogantes. Entre mayo y diciembre de 1935 fue ministro de la Guerra (sobre el cese de Diego Hidalgo tras la Revolución de Octubre en 1934 y las presiones de Gil Robles, puede consultarse Por qué fuí lanzado del Ministerio de la Guerra del propio Diego Hidalgo). Durante ese periodo promovió el ascenso de militares que tuvieron un gran protagonismo durante la GCE: por ejemplo, Franco fue nombrado jefe del Estado Mayor Central, el general Mola volvió al servicio activo (Protectorado español de Marruecos) y Fanjul fue nombrado subsecretario del Ministerio de Guerra. Al iniciarse la GCE, Gil Robles ordenó a los afiliados de la CEDA apoyar económica y políticamente al golpe de estado (según la Enciclopedia Británica he went to Lisbon to set up a mission with Nicolás Franco for the purchase of arms for the rebels). Previamente o al mismo tiempo, gran parte de sus dirigentes aceptaron el golpe militar y además un sector importante de sus juventudes se adhirieron al movimiento de inspiración fascista Falange. ¿Qué implicaban estos hechos? Probablemente que tras las elecciones de 1936 la derecha se escindió. Mucha parte se decantó por Calvo Sotelo, antiguo ministro de la Dictadura de Primo de Rivera y elegido jefe civil del futuro pronunciamiento militar. Los sectores más jóvenes de Acción Popular adoptaron posturas cada vez más extremistas. Su secretario general, Serrano Suñer (cuñado de Franco) sirvió de intermediario entre ellos y los militares golpistas. Más dudas sobre el papel de Gil Robles. Desde su exilio portugués, luchó por ofrecer una alternativa parlamentaria y monárquica (Juan de Borbón) al régimen franquista. De hecho, su participación en 1962 en la denominada Primavera de Múnich para acabar con la dictadura franquista le acarreó fuertes críticas franquistas (destierro durante 2 años en Ginebra) y la ruptura definitiva con Juan de Borbón. En 1964 volvió a España para ejercer su profesión de abogado por la restauración de la Monarquía en la persona de Juan de Borbón. Diez años después (1974) trató de inculpar sin éxito por estafa al hermano de Franco, Nicolás, en la denominada desaparición del Aceite de Redondela. En las elecciones de 1977 no consiguió ningún escaño.

Jornada electoral, febrero 36. Original aquí
Volvamos nuevamente hacia atrás en el tiempo. En las elecciones de febrero de 1936, que supusieron la victoria del Frente Popular conformado por una coalición de los partidos de izquierda, los resultados en escaños (sobre un total de 473) fueron los siguientes (entre paréntesis el líder político en esa fecha). El partido que más escaños obtuvo fue el PSOE (99, Largo Caballero), seguido de la CEDA (88, Gil Robles), Izquierda Republicana (IR, 87, Manuel Azaña) y Unión Republicana (UR, 37, Diego Martínez Barrio). Entre los nacionalistas que apoyaron el Frente Popular sobresalía Esquerra Republicana de Catalunya (ERC, Lluís Companys, 21). El Partido Comunista de España (PCE, José Díaz) obtuvo 17 y sus grandes rivales ideológicos, el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM, Andreu Nin) 1 único escaño. El Partido Nacionalista Vasco (PNV, 8-9, José Aguirre) no formó parte de ninguna coalición de derechas o izquierdas. Obtuvieron representación más de 30 partidos políticos. Por bloques, el Frente Popular (PSOE, IR, UR, ERC, PCE y POUM, entre otros) obtuvo el 47.03% de los votos (4, 451,300 votos) y 265 diputados mientras que el Bloque de Derechas (básicamente conformado por la CEDA a la cual se unieron otros partidos republicanos de centro derecha, monárquicos y la Lliga Catalana de Francesc Cambó) consiguió el 46.48% de los sufragios (4, 375,800 votos) y 185 diputados. Con estos resultados, Manuel Azaña (IR) se convirtió en presidente de la República y Diego Martínez Barrio (UR) en el presidente de las Cortes. El presidente del Consejo de Ministros o primer ministro en mayo, era Santiago Casares (IR). El gobierno estaba formado por miembros de IR, UR, dos independientes y un diputado catalán de ERC (más detalles aquí). El PSOE decidió no formar parte del gobierno. Más bien, Largo Caballero bloqueó la posibilidad de que Indalecio Prieto formarse gobierno; al mismo tiempo, Azaña asumiendo la presidencia de la República perdió toda influencia en la gestión gubernamental.

Con el golpe de estado en julio de 1936 y el inicio de la GCE, Álvarez Junco (Dioses útiles, 2016, pp. 184-186) señala que el conflicto enfrentó a dos concepciones de España que la defendían de una amenaza exterior. "Un ejemplo de ello es la propaganda bélica: los dos discursos enfrentados negaban que se estuviera librando una guerra entre españoles, denunciaban la presencia de alemanes, italianos o rusos en el otro bando, sin reconocer los aliados del propio, e invocaban el recuerdo del 2 de mayo de 1808. En los carteles propagandísticos de rojos y azules aparecían por igual Viriato, Agustina de Aragón o Luis Daoiz y Pedro Velarde. Los dos sostenían que se trataba de una nueva “Guerra de la Independencia”, de una defensa de España contra invasores extranjeros. Y extranjeros no eran solo los regulares marroquíes, los soldados italianos o los milicianos internacionales que estaban en las trincheras contrarias. (…) para unos, los “rojos” eran extranjeros por ser ajenos a la tradición española; como para los otros lo eran los “fascistas” por veranear en Biarritz, obtener apoyos de la banca internacional y someterse a una religión cuyo jerarca supremo vivía en Roma. Si en algo estaban de acuerdo los propagandistas de ambos bandos era en negar que se tratase de una guerra civil, entre españoles. (…) Este tipo de retórica nacionalista continuó incluso después de terminada la guerra, entre los grupos resistentes antifranquistas (…). En su órgano, la revista clandestina Lucha, se lee: Tus compatriotas te esperan. La liberación nacional de ti lo exige. (…) Se ama o no se ama a España. Hoy se ama con corazón de patriota (…) Piensa en tu patria sojuzgada, piensa en España, en sus sufrimientos. Piensa en los héroes de nuestra historia, en los saguntinos, en los de Numancia, en la epopeya de la independencia, en los mil Daoiz, Velarde y Ruiz, en los cien empecinados que, amantes de la independencia, lucharon contra el invasor".

Gobierno 4.09.1936 presidido por Largo Caballero. Más aquí
En definitiva, durante la GCE el bando sublevado recibió la ayuda de Italia y Alemania mientras que el bando republicano contó con la ayuda de la URSS de Stalin. Francia, GBR y EEUU se inhibieron: las democracias occidentales carecieron del valor necesario para imponer al precio que fuese una paz rápida y efectiva (Viçencs Vives, 2009, p. 226). Y esta inhibición es crucial porque la no intervención de las democracias occidentales es el factor decisivo para que la GCE comience (véase Kershaw, Descenso a los infiernos 1914-1949; entrevista aquí). Además la ayuda militar alemana e italiana va a decantar –mucho más que la división en el bando republicano- el signo de la guerra. Teniendo en cuenta esta no intervención, una de las claves es hasta qué punto la lucha y resistencia contra el fascismo, el nazismo y el falangismo (y/o franquismo) estuvo controlada por los comunistas. Tras el golpe de estado y el comienzo de la GCE, el PSOE decide entrar en el gobierno como fuerza mayoritaria. En septiembre de 1936, Francisco Largo Caballero (miembro del PSOE y UGT) se convirtió en el presidente del Consejo de Ministros y en el Ministro de Guerra, dando entrada en su gobierno a los comunistas y a la CNT en un intento de unificar el bando republicano. Mientras tanto, Azaña continuó siendo presidente de la República pero cada vez más relegado a una función secundaria.

Negrín (blanco), Prieto (negro) c. 1937-38 (original aquí)
En la primera mitad de 1937 la República pierde Málaga (febrero), se consolida el avance franquista en Vizcaya y tienen lugar los sucesos de Mayo en Barcelona. Especialmente graves fueron los enfrentamientos en Barcelona entre el PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya) versus la CNT y el POUM (se supone que todos estaban en el mismo bando!!! Muy recomendable el libro de Orwell, Homenaje a Cataluña). En otras palabras, comunistas estalinistas enfrentados violentamente a comunistas trotskistas y anarquistas. Con anterioridad a lo sucedido en Barcelona, el PSUC expulsó del gobierno catalán al POUM en diciembre del 36. Tras todos estos hechos, Largo Caballero es reemplazado por Negrín y Prieto se convierte en Ministro de la Guerra (recuérdese la rivalidad entre Largo Caballero y Prieto). Paralelamente el PCE sigue acumulando poder e influencia debido a la ayuda soviética al bando republicano. Desde su salida del gobierno, Largo Caballero se quejará amargamente de la influencia de los comunistas en el gobierno de la República Española. A esta queja se unirán poumistas y anarquistas. En junio de 1937 (ya bajo la presidencia de Negrín) se produce en Madrid la tortura y el asesinato del dirigente poumista Andreu Nin a instancias de Moscú. En abril de 1938, tras la derrota republicana en Teruel, Prieto dimitió como Ministro de la Guerra. No obstante, Negrín siguió con la presidencia del Consejo de Ministros y asumió el Ministerio de la Guerra, al mismo tiempo que la influencia del PCE vía Moscú seguía aumentando. Tras su dimisión, Indalecio Prieto difundió la idea de que Negrín era un delegado de los comunistas (véase Aróstegui). A ello contribuyeron las buenas relaciones de Negrín con el embajador soviético y la nacionalidad de su esposa: rusa. Independientemente de quien difundiera esta idea una cosa parece clara: la hostilidad socialista y anarcosindicalista hacia los comunistas había crecido considerablemente. Tras la derrota republicana en la Batalla del Ebro (julio-noviembre 1938) la guerra estaba prácticamente perdida para los republicanos. En marzo de 1939, Negrín fue depuesto por un golpe de estado a iniciativa del coronel republicano Casado y apoyado por el sector más moderado del PSOE encabezado por Besteiro (artículo defendiendo a Besteiro aquí; artículos de Preston y Viñas reprobando la actuación de Besteiro). La GCE finalizó el 1 de abril de 1939. Los republicanos que cruzaron la frontera hacia Francia se encontraron con campos de internamiento o concentración, siendo el más famoso el de Argelès-sur-Mer que llegó a albergar casi 100,000 refugiados en tiendas cavadas en la arena y sin las menores condiciones sanitarias. Otros muchos acabaron en Angulema (Les Alliers) que tras la caída de Francia en junio de 1940 fueron deportados hacia los campos de exterminio nazis (véase el denominado Convoy de los 927; video aquí).

En este contexto, debe reflexionarse sobre una de las claves e interrogantes para entender gran parte de las enemistades y recelos dentro del bando republicano. ¿Cuál fue el grado de independencia de Negrín frente a Moscú? Según el propio Aróstegui y otros autores (Preston y Viñas, entre otros), el objetivo primordial de Negrín era obtener armas de los soviéticos y alargar-resistir (el PCE estaba de acuerdo con esta idea) con el fin de evacuar y salvar al mayor número de políticos, militares y civiles afines a la República. Con esto se evitaría que sufrieran una fuerte represión por parte de las tropas franquistas. Por último, confiaba en que comenzase la II GM para que la GCE se convirtiera en un frente de batalla más de una contienda a escala mundial.

Julián Gorkin, c. 1979. Original aquí
Sin embargo, la mayoría de políticos republicanos coetáneos con Negrín no pensaban lo mismo (únicamente los comunistas españoles defendieron las políticas del político canario). Al finalizar la GCE, republicanos (incluido Azaña), socialistas alineados con Largo Caballero, Besteiro y Prieto, antiguos poumistas, republicanos anticomunistas y anarquistas se alinearon en contra de Negrín. Las memorias y los numerosos testimonios escritos por todos estos políticos durante el exilio así lo atestiguan. Julián Gorkin (más detalles aquí), uno de los más influyentes y prolíficos durante el exilio republicano, ha señalado que la República Española durante la guerra civil fue un ensayo de lo que Moscú haría en los países del Este (las tristemente famosas dictaduras conocidas como Democracias Populares o Repúblicas del Pueblo -People's Republics-), basándose en los hechos de Barcelona, en el asesinato de Nin o incluso en lo sucedido en Paracuellos (entre noviembre y diciembre de 1936 fueron fusilados más de 2,000 prisioneros contrarios al bando republicano; muy recomendable el documental Melchor Rodríguez, el ángel rojo: alcalde de la CNT-FAI que detuvo las sacas de las cárceles madrileñas y los "paseos" contra personas de derechas encarceladas). Esta hipótesis argumental fue desarrollada por Bolloten y difundida por historiadores conservadores como Payne y Rasdoh. Incluso ha sido utilizada por pseudohistoriadores revisionistas para justificar el golpe de estado de Franco contra un régimen democrático absolutamente inmaduro (pero democrático); la contrapartida, otros pseudohistoriadores marxistas.

¿Cuál es el problema de todos estos testimonios escritos por socialistas, antiguos poumistas, republicanos anticomunistas y anarquistas, entre otros? Básicamente que la mayoría de estas memorias se elaboraron en plena Guerra Fría y resulta que hay documentación muy exhaustiva donde queda demostrado que la CIA financió a varios de estos grupos para debilitar al comunismo y para captar intelectuales que se alejaran del marxismo (véase la opinión Gorkin en 1979 y la página de la CIA sobre el Congreso para la Libertad de Cultura). Muy probablemente, muchas de estas memorias sobrevaloraron el peso del partido comunista español durante la GCE. Al mismo tiempo, este suministro de recursos financieros de la CIA hacia los exiliados republicanos españoles (a veces, sin que ellos mismos tuvieran constancia ya que esta transferencia se hacía a través de terceros y/o sociedades interpuestas) fue decisivo para que perdieran crédito entre las generaciones posteriores (sobre esta cuestión véase la introducción y la primera parte titulada "La red de Julián Gorkin" del libro escrito por Jordi Amat: La Primavera de Múnich y asimismo el libro de Olga Glondys, La Guerra Fría Cultural y el exilio republicano español). Con el paso de los años, surgieron nuevas aportaciones historiográficas para reivindicar la figura de Negrín (Southworth, Preston y Viñas, entre otros). En este sentido, tal vez el texto más influyente sea el libro escrito por Southworth,  El mito de la cruzada de Franco, concretamente el capítulo "El gran camuflaje: Julián Gorkin, Burnet Bolloten y la guerra civil española", donde trata de desmontar las tesis que señalan a Negrín como agente al servicio de Moscú. La historia nos dice que Negrín fue expulsado del PSOE en 1946 siendo su figura rehabilitada recientemente por el PSOE en 2008 (véase esta contundente defensa de Ángel Viñas)

¿Cuáles son mis conclusiones y mi punto de vista? Y me gustaría remarcar las palabras punto de vista.

1. Comparar a la República Española con los países del Este de Europa a finales de los años 40 es un tremendo error. El poder e influencia soviética en 1938-39 en el bando republicano era muy inferior al que tenían los soviéticos en el frente oriental en 1944-45. Justificar el golpe de estado franquista como algo preventivo para evitar una dictadura comunista es algo carente de lógica, por muy inestable que fuera la II República (sirva a modo de ejemplo la Revolución de Asturias en 1934). Paradójicamente si en algo coinciden franquistas y estalinistas es en sobrevalorar el papel del PCE en la creación del Frente Popular. De hecho, para justificar el golpe militar se recurre a los numerosos testimonios que existen por parte de republicanos, socialistas, ex-comunistas y anarquistas críticos con la actuación de los comunistas españoles. Esto es tergiversar la historia. Todos esos testimonios reflejan la brutalidad comunista y nada más: el apoyo que tenía el PCE dentro de la sociedad española en 1936 era de 17 escaños sobre 473. En mi opinión, si la República Española hubiera ganado dudo mucho que se hubiera convertido en un estado satélite de la URSS. Lo más probable es que se hubiera desencadenado otra guerra civil -dada la intransigencia del PCE- similar a la que sucedió en Rusia. Para realizar esta afirmación me apoyo en los sucesos finales de la GCE con el golpe de estado de Casado y el apoyo de Besteiro, el asesinato de Nin o incluso lo que aconteció en el invierno del 36 en Paracuellos.

Negrín en la Sociedad de Naciones, 1937. Original aquí
2. Personalmente me cuesta mucho creer que Negrín tuviera algún margen de maniobra para hacer algo diferente a lo que el PCE y los soviéticos pretendiesen, básicamente porque el dinero y las armas procedían de Moscú. Recuérdese que -bajo el gobierno de Largo Caballero y Negrín como ministro de Hacienda- en los primeros días de octubre de 1936 (poco más de dos meses después del inicio de la GCE) se envió oro a Moscú para comprar armamento. Por su parte, Prieto ministro del aire en esas mismas fechas paralizó la compra de aviones procedentes de México vía EEUU (véanse las memorias de Félix Gordón Ordás, artículo aquí). ¿Cómo se puede interpretar la ayuda de la URSS? Dado que el único país que ayudó a la República Española fue la URSS, esta ayuda fue interpretada por otros países como una excusa para no ayudar a la República. O fue al contrario, dado que la República optó por la ayuda procedente de Moscú, los países democráticos decidieron olvidarse de España ¿Por qué las potencias democráticas no ayudaron a la República Española? La crisis económica en la década de 1930, la debilidad institucional de la democracia española o el temor al fascismo y al comunismo. Probablemente se combinaron demasiados elementos.

Casi todos los testimonios y las memorias publicadas durante la postguerra son muy críticas con el papel desempeñado por Negrín. Parece plausible que en un contexto de Guerra Fría todas estas opiniones se exagerasen no tanto para debilitar a Negrín, sino para evitar un aumento de la influencia comunista en ambientes intelectuales. Así podría entenderse la financiación de la CIA hacia el Congreso por la Libertad de la Cultura, del cual formaban muchos exiliados republicanos. Ahora bien, esto no significa que todos los testimonios fueran falsos. Probablemente el caso de Negrín sea parecido al de Gil Robles cuando escribe en sus Memorias “que no estaba al tanto del golpe de estado”. En definitiva, solo hay tres posibilidades: o bien, mentía todo el mundo y únicamente Negrín decía la verdad; o por el contrario, gran parte de los republicanos no estaban desencaminados del todo cuando afirmaban que existía una relación demasiado cercana entre Negrín y Moscú. Cabría, no obstante, una tercera posibilidad que Negrín se creyera lo bastante fuerte para someter al comunismo sirviéndose de éste y de la URSS. Esto hablaría bien de la persona, pero nos situaría ante un político ingenuo y pésimo gobernante. La mayoría de socialistas, republicanos y anarquistas coetáneos de Negrín piensan que el político canario era un agente de Moscú. Sin embargo, la mayoría de la historiografía especializada piensa que Negrín estaba tratando de contener al PCE y la influencia soviética.

3. Los anarquistas dominaron la escena revolucionaria durante casi un año, de julio de 1936 hasta los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona. Se atribuyeron el mérito de la victoria sobre la insurrección militar en Barcelona y en Valencia. Tras mayo de 1937, el PCE se convirtió en el actor principal de la escena republicana favorecido por la disciplina de su partido, por el apoyo del gobierno presidido por Largo Caballero, por la ayuda soviética a la República, por el papel desempeñado por las Juventudes Socialistas Unificadas y por su papel en la reorganización del ejército Republicano. Con el gobierno de Negrín, el PCE disfrutó de una autoridad creciente incluso a pesar de la derrota en Teruel y la ruptura del frente de Aragón. Todo apunta a que el PCE quería aprovechar la GCE y una hipotética victoria republicana para imponer su dominio en España. Durante la GCE los socialistas y los republicanos de izquierdas se equivocaron de estrategia una y otra vez. Además el grupo extremista del PSOE se acercó tanto al PCE que al final se identificaron por completo (véanse sobre esto las interesantes reflexiones de Viçens Vives, pp. 222-224). No obstante, que el PCE luchara contra el fascismo y a favor de la República Española no los convierte en demócratas. También Stalin luchó junto a las democracias durante la II GM y desde luego no era ningún demócrata. Y en este punto conviene recordar que los máximos representantes del comunismo en España se acabaron exiliando en Moscú (por ejemplo, José Díaz secretario general del PCE hasta 1942 y Dolores Ibárruri (La Pasionaria), secretaria del PCE entre 1942 y 1960). En otras palabras, unos exageran el papel del PCE para justificar el golpe de estado y otros lo exageran para convertirlos en demócratas.

La Pasionaria, c. 1936 (original aquí)
De hecho, uno de los aspectos pendientes de la historiografía es evaluar críticamente el rol que desempeñaron líderes como Dolores Ibárruri La Pasionaria, enlace de la NKVD (una especie de Gestapo soviética), en la brutal depuración de sus presuntos aliados durante la GCE: anarquistas, socialistas y comunistas del POUM. ¿Qué sucedió con los miles de leales republicanos e incluso combatientes soviéticos en las trincheras españolas que acabaron en los tristemente famosos gulag? ¿Y qué sucedió con los cientos de niños de la guerra abandonados a su suerte en zonas remotas de la URSS? Que a lo largo de la convulsa historia del siglo XX las sociedades democráticas se hayan tenido que alinear con alguno de los dos movimientos totalitarios –fascismo y comunismo- no ha sido buena noticia. Que durante la Guerra Fría, los países democráticos hayan preferido apoyarse en dictaduras (véanse los ejemplos de España, Portugal, América Latina y numerosos países africanos y asiáticos) para que no avanzase el comunismo no ha sido una buena noticia. Que durante la Guerra Fría, la URSS hubiera apoyado a grupos opositores a las dictaduras de turno no convertía a estos grupos en demócratas.

Conferencia Múnich, 1938. Original aquí
4. Alargar la GCE pensando en la posibilidad de enlazarla con la II GM me parece un argumento difícil de admitir (Viñas señala que Negrín contaba con informaciones de que los franceses ayudarían). Se me ocurren varias razones: la ocupación alemana de Renania el 7 de marzo de 1936 mientras Francia y GBR no hicieron nada, el denominado Anschluss hacia Austria (marzo 1938) y la Conferencia de Múnich (septiembre de 1938) que legitimó la invasión –y posterior anexión- de los Sudetes (octubre de 1938) por parte del estado hitleriano. En Londres, su primer ministro Chamberlain fue recibido como el político que había asegurado la paz (“peace for our time”). Chamberlain y Daladier sacrificaron en Múnich a una hipotética España moderada y eliminaron a la URSS del bloque occidental. En Marzo de 1939 Hitler se anexionó el resto de Checoslovaquia –Bohemia y Moravia- y convirtió a Eslovaquia en un estado títere de la Alemania Nazi. El 23 de agosto de 1939 se firmó el tratado de no agresión entre la Alemania Nazi y la URSS. La pregunta es evidente: en qué momento esperaba Negrín que el contexto internacional ayudase a la República Española. ¿Por qué el caso español debía ser diferente al austriaco o al checoeslovaco? Conviene recordar que la GCE finalizó el 1 de abril de 1939 y la II GM comenzó el 1 de septiembre de 1939. Durante la II GM a pesar del apoyo franquista a Hitler (por cierto, fue Hitler quien no aceptó las exigencias de Franco y no al revés; España no entró en la II GM porque los nazis no quisieron), la invasión aliada para librarnos de la dictadura nunca se produjo. ¿Qué hubiera pasado si –como esperaba Negrín- la IIGM hubiese estallado en noviembre de 1938? Nunca lo sabremos.

5. A partir de los documentos que la familia Negrín entregó en 1956 al Banco de España, Martín Aceña ha aclarado muchas cosas sobre el misterio de las reservas de oro españolas (por cierto, en aquellos momentos España era el cuarto país del mundo que más reservas tenía). El primer punto que debe quedar claro es que Moscú no era la única opción. Por muy cerca que Franco estuviese de Madrid en los primeros meses de 1936, Francia, GBR, Suiza y EEUU eran opciones muy factibles. Según este autor toda la compra del armamento a la URSS se hizo al contado y a precios muy elevados, pero recibiendo a cambio material de escasa calidad y en ocasiones de desecho. Probablemente el día que la República decidió poner en manos de los soviéticos las reservas de oro, ese día empezaron a perder la GCE. ¿Cómo se transfirieron las reservas de oro? Por un lado, una parte del oro se transfirió directamente al banco central de la URSS en concepto de pago por las compras de armamento soviético. Mientras tanto, otra parte del oro se transfirió al Banco Comercial para Europa del Norte ubicado en París (y propiedad del Partido Comunista soviético) con el fin de pagar el armamento adquirido Bruselas, Praga, Varsovia, Nueva York y México, entre otras ciudades. En suma, cuando acabó la GCE el oro de Moscú –permítaseme insistir, las cuartas reservas mundiales en 1936- se había gastado por completo en la compra de armamento. Según relata Martín Aceña, ningún exiliado republicano durante la postguerra vivió del oro de Moscú ya que la URSS cobró absolutamente por todos los servicios prestados al precio marcado libremente por Moscú.

6. Víctimas. Según Preston (Holocausto español) durante la GCE murieron más de 500,000 personas, sin contar aquellas que murieron por desnutrición y/o enfermedad. De este medio millón, casi 300,000 personas perdieron la vida en los frentes de batalla y cerca de 200,000 personas fueron asesinadas lejos del frente, ejecutados tras dudosos procesos legales. De estos últimos, alrededor de 150,000 civiles fueron asesinados por los falangistas y franquistas (unos 20,000 de ellos en la postguerra) y unos 50,000 civiles por los anarquistas y comunistas. Los asesinatos realizados por los franquistas fueron tres veces más que los realizados por los gubernamentales; excepto en Madrid, donde los comunistas en connivencia con los servicios secretos soviéticos se ensañaron con la población civil en la fosa de Paracuellos (sobre las represiones durante la Guerra Civil Española podéis ver los documentales sobre Badajoz y Paracuellos). Existe un número indeterminado de las personas que murieron de hambre y enfermedades en prisiones y campos de concentración franquistas al terminar la guerra, donde se hacinaban en condiciones infrahumanas. Casi otras 500,000 personas huyeron y se exiliaron. Muchos perecieron en los campos de internamiento franceses. Otros en los campos de exterminio nazis. La mayor parte no volvió. En la actualidad España, con más de 114,000 desaparecidos (mapa de fosas aquí), es el segundo país del mundo, tras Camboya, con mayor número de personas víctimas de desapariciones forzadas cuyos restos no han sido recuperados ni identificados. En julio de 2014 el Grupo de Trabajo sobre las desapariciones forzadas de Naciones Unidas presentó un informe tras su visita a España en septiembre de 2013. El informe final con 42 recomendaciones señala que España está obligada por el Derecho Internacional y la Declaración sobre Protección de todas las personas contra las Desapariciones Forzadas (que ratificó en 2010) a asumir su responsabilidad y elaborar una política de Estado comprensiva, coherente y permanente que permita a los familiares de los desaparecidos durante la Guerra Civil y la dictadura saber qué pasó con ellos. Textualmente: “Dado el transcurso del tiempo desde que la mayor parte de las desapariciones forzadas comenzaron a ejecutarse y la edad muy avanzada de muchos testigos y familiares, es urgente que el Estado adopte como inmediata prioridad la búsqueda de la verdad y en particular sobre la suerte y el paradero de las personas desaparecidas”. Para leer el informe se puede consultar este link de Naciones Unidas buscar A/HRC/27/49/Add.1 Addendum - Mission to Spain (o directamente aquí).

. Víctimas bombardeos Red San Luis mayo 37. Original aquí
7. En el fondo el problema es que ambos bandos no tuvieron grandes héroes, solo hubo héroes anónimos: los que no pudieron contar nada, los que acabaron en Argelès-sur-Mer o los que sufrieron en silencio el exilio o la dictadura (a veces, no tan en silencio debido a los sangrantes campos de concentración y Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores: aquí y aquí). En el bando nacional cualquiera que hoy en día defienda el comportamiento de Franco, sería equivalente al alemán que justifique al psicópata de Hitler o al italiano que justifique a Mussolini. Creo que sobra añadir cualquier palabra. Gil Robles suscita muchas (demasiadas) dudas. En el bando republicano los actores principales tuvieron grandes claroscuros. El carácter pusilánime y la no valentía de Azaña, el radicalismo de Largo Caballero, la incoherencia de Besteiro, la ambición convertida en torpeza de Prieto, la actitud permisiva o ingenuidad (en el mejor de los casos) de Negrín con los comunistas (y con Stalin) y la extrema violencia de comunistas y anarquistas. La República no fue ni es algo exclusivo ni propiedad de la izquierda radical y de ninguna manera de la ideología comunista: comunismo es todo lo contrario a Democracia y República. También tengo la impresión de que absolutamente todos los implicados escribieron sus memorias para justificarse ante los demás: la victoria tiene muchos padres, pero la derrota suele ser huérfana. Para finalizar me gustaría hacer mías las palabras del periodista y escritor John Carlin, “ (…) Buena parte de los males del mundo procede de la insistencia de los seres humanos en creer que poseen toda la verdad cuando a lo más que se puede aspirar es a tener un punto de vista” (sobre esta conclusión, me remito a una reflexión final basada en un famoso experimento social realizado por Hastorf y Cantril,1954). 

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